El riesgo de contraer Covid-19 al tocar superficies u objetos contaminados es muy bajo.
Existe solo una posibilidad entre 10.000, según lo confirma un estudio realizado por el Federal Center of Disease Control(CDC, un importante organismo de control de la salud pública estadounidense), de infectarse de esta manera.
“La principal forma en que las personas se infectan con el SARS-CoV-2” se informa en la investigación (informada por el sitio mlive.com) “es a través de la exposición a gotitas que se emiten al respirar y que contienen el virus” .
Para corroborar la tesis del CDC, la revista Nature publicó en febrero un estudio minucioso sobre el tema.
La revista sugirió no invertir excesivamente en saneamiento y desinfección, mientras que se recomendó concentrar recursos en sistemas de ventilación de aire y la instalación de purificadores.
No hay que Exagerar
Entre las voces que hablan del tema se encuentra la del microbiólogo Emmanuel Goldman quien, en Lancet (según informa sanitainformazione.it), recordó cómo las noticias relativas a la supervivencia del virus en superficies durante varios días deben leerse en modo correcto.
Los escenarios simulados en el laboratorio se crearon utilizando grandes cantidades de muestras del virus y esto llevó a una sobreestimación de su supervivencia que, según algunos, podría haber llegado incluso a los seis días.
En los últimos meses, la ciencia ha logrado romper algunos mitos (bastante consolidados) sobre el nuevo coronavirus.
Los guantes, considerados una herramienta salvadora durante el primer encierro y cuyo uso se impuso en numerosos establecimientos comerciales, no ofrecen, por ejemplo, protección adicional contra el Covid-19 y no pueden evitar que una persona se infecte.
El uso (a veces obsesivo) de guantes ciertamente ha contribuido a aumentar la producción de residuos y la contaminación urbana, mientras que apenas ha afectado en la lucha contra Covid-19.
Un capítulo aparte está relacionado con los desinfectantes de manos que, para ser realmente efectivos, deben usarse correctamente y evitar un uso excesivo que pueda facilitar, en sujetos predispuestos y en quienes padecen trastorno obsesivo compulsivo, la aparición de ansiedades y obsesiones.
¿Qué pasa cuando se limpia (demasiado)?
El estallido de la emergencia por coronavirus ha contribuido a hacer cada vez más importante un sector previamente desatendido, el del saneamiento.
Las empresas que operan en esta área han tenido que hacer frente a un aumento exponencial de la demanda, en contraste con lo que ha sucedido con la mayoría de los otros sectores y este desarrollo ha llevado a la creación de un negocio real.
La obligatoriedad del saneamiento, tanto para entidades públicas como privadas, también ha dado lugar a fenómenos especulativos, con un enorme aumento de las tarifas exigidas.
El abuso de productos desinfectantes, provocado por la emergencia Covid-19, ya ha tenido repercusiones en la salud humana y en el ambiente.
Las intoxicaciones que afectan a niños y adultos han aumentado constantemente, mientras que algunos productos, como la lejía o cloro, tienen efectos negativos y persistentes en los medios acuáticos donde se eliminan.
A sufrir daños, en este caso, son las algas y los peces sin olvidar la cadena alimentaria que puede sufrir efectos que perduran en el tiempo.
La repetición de comportamientos excesivos y exagerados, por lo tanto, corre el riesgo de arruinar la calidad de vida de las personas e infligir daños al ambiente que las rodea.
Una información correcta por parte de los medios de comunicación podría contribuir a resolver (al menos en parte) estos problemas, pero parece que en muchos casos falta la voluntad de informar y mas bien se prefiere alarmar a la población con el objetivo de vender una noticia.
