Incluso en el Estado Islámico había algunas mujeres al comando.
Una de ellas era una ciudadana estadounidense que había fundado un batallón de mujeres.
Su nombre es Allison Fluke-Ekren, originaria de Kansas, quien regresó a Estados Unidos el pasado mes de enero donde fue sentenciada a 20 años de prisión por un tribunal de Virginia.
Su batallón era conocido con el nombre de Khatiba Nusaybah y tenía al menos cien afiliadas.
El historial criminal de Fluke-Ekren se ha desarrollado entre Libia, Siria e Irak. Reconstruirlo significa poder rastrear algunos de los aspectos significativos de la historia reciente del terrorismo y, al mismo tiempo, descubrir algunos rincones nuevos del ISIS.
Ascenso en las filas del Estado Islámico
Allison Fluke-Ekren era conocida entre los investigadores como la “viuda negra de ISIS”.
Su adhesión a la causa yihadista se debe a su segundo marido, un egipcio con el que se fue a vivir a su país de origen en el 2008.
Fue precisamente su marido quien la introdujo en el ambiente islamista, siendo miembro de la grupo Ansar al-Sharia.
Es con él que en los años siguientes se fue a vivir entre Siria e Irak donde el Estado Islámico hacía estragos.
El cónyuge morirá en una batalla mientras lucha por el Estado Islámico.
Después de esto se volvió a casar en mas de una ocasión, siempre con miembros del ISIS, uno de los cuales también muere en un combate.
Para comprender los antecedentes penales de Allison Fluke-Ekren, es necesario iniciar desde su traslado a Egipto.
La mujer decidió mudarse desde el Kansas, donde residía, para seguir a su segundo marido.
El cambio de vida se produjo no por casualidad tres años después de su llegada al país norteafricano, en aquel 2011 marcado por las llamadas primaveras árabes.
La pareja se fue a vivir a una Libia que acaba de entrar en el caos post Gadafi, con los rais recién asesinados y el país en manos de bandas armadas y fundamentalistas.
El año siguiente, según informó el Departamento de Justicia de EE. UU., el esposo de Fluke-Ekren estuvo entre quienes participaron en el ataque al consulado de EE. UU. en Benghazi, episodio en el que murió el embajador Christopher Stevens.
En el 2012, los dos fueron trasladados de Benghazi a Siria. Lo hicieron recorriendo, junto a decenas de otros yihadistas, la llamada “carretera de la yihad”, que es el eje vial del sur de Turquía a través del cual muchos fundamentalistas pudieron entrar en territorio sirio durante la guerra civil contra Bashar Al Assad.
Una vez llegados, el esposo de Allison Fluke-Ekren comenzó a figurar entre los elementos destacados de los grupos yihadistas.
Después se unió al ISIS, formación que a partir del 2013 comenzó a extenderse en el país árabe, formando el Estado Islámico.
En el 2015 se traslada nuevamente, esta vez a Mosul, Irak. Pero siempre dentro del autodenominado Estado Islámico. Después de todo, el marido se había convertido en ese entonces, según los investigadores, en “el emir de los francotiradores” del ISIS.
Morirá poco después durante una batalla. Allison Fluke-Ekren decidió ir a Raqqa, en ese momento designada como la capital del Estado Islámico.
Ahí se casó con otro miembro del ISIS que luego murió en batalla y, posteriormente, habría contraído al menos otro matrimonio.
En Raqqa, Fluke-Ekren comenzó a desempeñar un papel activo dentro del grupo terrorista. Primero como responsable de cuidar a otras viudas del ISIS, luego como una verdadera entrenadora militar.
El batallón femenino y el deseo de atacar a EE.UU.
En el 2016, la terrorista nacida en Estados Unidos obtuvo permiso del “Wali” de Raqqa, una suerte de alcalde de la ciudad en la era de la ocupación islamista, para montar el Batallón Khatiba Nusaybah.
Un grupo exclusivamente femenino, formado por cien miembros, liderado por Fluke-Ekren.
Era conformado, no solo por viudas de guerra sino también por niñas de apenas diez años. Chicas a las que las milicias yihadistas les han enseñado a usar las armas y a las que les han inculcado ideas de odio hacia el Occidente.
En un testimonio de una persona que conoció a Fluke-Ekren durante su estancia en Siria, trascendió que la fundadora del batallón de mujeres del ISIS tenía la intención de planear un ataque terrorista en Estados Unidos. En particular, en la región del Medio Oeste.
La idea era llenar un coche con TNT y aparcarlo en el sótano de un centro comercial y luego detonarlo de forma remota.
Fluke-Ekren también habría manifestado su deseo de hacer el mayor número de víctimas posible al considerar “una pérdida de tiempo” aquellos ataques con escasas consecuencias para la población civil.
La condena a 20 años de prisión
En el 2018, al sentir la inminente caída del Estado Islámico, ordenó a un miembro del ISIS que informara a algunos de sus familiares sobre su muerte.
Todo para evitar ser rastreada por las autoridades estadounidenses. Pero el truco no funcionó.
Tras el fin del califato, Fluke-Ekren fue capturada y extraditada a EE. UU. en enero del 2022.
Los testimonios mencionados la delataron, también unas declaraciones de dos de sus 12 hijos, un niño y una niña.
Los dos hablaron del acoso psicológico, físico e incluso sexual perpetrado por su madre durante su estancia en Siria.
La hija también habló de los abusos sufridos a los 13 años por la terrorista por su negativa a casarse con un miembro de ISIS.
La imagen que surge de los diversos testimonios brindados es la de una mujer despiadada y violenta, imbuida de una fuerte ideología islamista presente en su vida incluso antes de mudarse a Siria.
El historial criminal de Fluke-Ekren terminó con una sentencia de prisión de 20 años dictada por un tribunal de Virginia a fines de octubre.
Confirmó su pertenencia al ISIS, los planes de ataque y su adhesión a la estructura yihadista. También confirmó muchas de las acusaciones vertidas, negando solo una parte del entramado acusatorio: el de abuso de menores.
