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La Leyenda de James Dean, un Rebelde sin Causa

Actualizado el 22 octubre, 2023 18:10:15

El 30 de septiembre de 1955, en una autopista de California cerca de Paso Robles, un Porsche ocupado por dos jóvenes colisionó frontalmente con otro vehículo que realizaba una maniobra de retorno sin previo aviso.

Mientras uno de los jóvenes, resultando ser un mecánico, salió prácticamente ileso de los restos del automóvil, el conductor, James Dean, no mostraba signos de vida.

A simple vista, parecía otro de los tantos accidentes que ocurren diariamente en las carreteras de todo el mundo.

No obstante, cuando el cuerpo del joven conductor fue retirado de entre los restos, alguien reconoció a James Dean, el ídolo del momento y un actor que había alcanzado la cima del éxito con tan solo tres películas, a pesar de sus 24 años de edad.

Surgieron leyendas urbanas que insinuaban que, aunque desfigurado y sin memoria, James Dean había seguido viviendo en secreto en una clínica.

Sin embargo, es importante señalar que esta historia carece de fundamentos sólidos.

Cuando George Stevens, el director de “Gigante,” se enteró de la noticia, quedó sorprendido.

Su película, una superproducción de costos elevados, aún no había concluido su último día de rodaje, y en numerosas escenas estaba prevista la presencia de James Dean.

Los productores habían prohibido estrictamente al protagonista participar en carreras de automóviles durante todo el período de filmación de la película.

Conocían bien la pasión del joven actor por la velocidad y tomaban todas las precauciones necesarias para proteger su inversión.

A pesar de haber aceptado la cláusula, James Dean había decidido actuar por su cuenta y regresaba al set después de haber participado en una carrera.

James Dean se convirtió en una figura cónica con tan solo una película: “Al Este del Edén“, dirigida por Elia Kazan.

Primeros pasos

James Dean
James Dean y Natalie Wood en una imagen del tráiler de la película "Rebelde sin causa".

De repente, el joven nacido en Marion el 8 de febrero de 1931 ascendió al Olimpo de las estrellas.

A pesar de su éxito, su carácter no experimentó un cambio.

Desde sus días en Broadway interpretando pequeños papeles hasta su salto a la fama, Dean mantuvo su actitud hosca y rebelde.

Su mirada siempre llevaba consigo una capa de melancolía que lo hacía inolvidable, casi como si presagiara el trágico destino que le aguardaba.

James Dean, huérfano de madre y abandonado por su padre, pasó su infancia en casa de sus tíos.

No encajaba en el molde de un ídolo típico, ni por su altura ni por su apariencia.

Además, luchaba con una timidez abrumadora que dificultaba sus relaciones personales.

Sin embargo, decidió seguir su sueño de convertirse en actor con la tenacidad característica de las personas tímidas.

Su viaje lo llevó a Nueva York, donde se matriculó en la escuela de James Whitmore, el protagonista de “Fuego en la nieve.”

Mientras trabajaba en empleos temporales, como lavaplatos y enfermero nocturno, ahorraba dinero para inscribirse en el Actor’s Studio, la prestigiosa institución donde Lee Strasberg y Elia Kazan enseñaban su arte.

El Actor’s Studio había sido la cuna de actores influyentes como Montgomery Clift y Marlon Brando.

Fue Kazan quien impulsó la carrera de James Dean, primero en el teatro en una adaptación de “El inmoralista” de André Gide, y luego en la gran pantalla con “Al este del Edén“.

Esta última película bastó para catapultarlo a la fama.

Los jóvenes de todo el mundo se identificaron con su personaje, un joven complejo con una relación tumultuosa de amor y odio con su padre, y lo convirtieron en su ídolo.

Durante la fama

La fama y la fortuna no alteraron el estilo de vida de James Dean.

Siguió residiendo en su modesta habitación de alquiler, donde tocaba los bongos durante largas noches, a pesar de las quejas de los vecinos.

Además, mantuvo viva su pasión imposible por Annamaria Pierangeli, la actriz italiana que Hollywood había contratado y a quien James había conocido en su primera escuela de actuación.

Un amor que hubiera florecido si la madre de Annamaria no hubiera intervenido.

No debes seguir frecuentando a ese vagabundo que nunca se preocupa por su higiene“, le ordenó la madre, y Annamaria acató sus deseos.

Entre sus pretendientes se encontraba Vic Damone, un joven de ascendencia italiana, un talentoso cantante y, sobre todo, un chico de aspecto impecable.

Él era el esposo que la madre de Annamaria había elegido para ella.

Annamaria, finalmente, contrajo matrimonio con Vic Damone, aunque aún llevaba en su corazón el recuerdo de aquel joven rebelde.

En el día de la boda, James Dean continuó pasando frente a la iglesia en su estruendosa motocicleta, perturbando la ceremonia.

Annamaria Pierangeli falleció por suicidio en Los Ángeles en 1971.

Quizás, si hubiera seguido su corazón en lugar de obedecer a su madre, seguiría con vida, al igual que James Dean.

La tercera película de James Dean fue Gigante“, en la que compartió escena con Rock Hudson y Elizabeth Taylor.

Interpretaba a un joven texano muy desfavorecido destinado a enriquecerse gracias al petróleo.

Sorprendentemente, George Stevens logró completar la película sin su actor principal y, además, ganó un Premio de la Academia.

Hoy, 68 años después, el mito del “rebelde sin causa” sigue vivo.

James Dean, con tan solo tres películas, logró encarnar el símbolo de los jóvenes de todas las épocas y sus luchas para crecer.

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